Virgo, el sexto signo del zodiaco, y el último del mundo interno. Como signo de tierra mutable, posee una gran capacidad de adaptación a la realidad concreta, comprendiendo la importancia de ser funcional en esta realidad. Su pregunta fundamental es: ¿Para qué sirvo? Virgo nos introduce en el concepto de utilidad, siendo capaz de discernir lo que es útil de lo que no lo es. Para ello, utiliza el detalle y la estructura, representando el trabajo y la salud. El trabajo es el espacio donde Virgo puede ser útil, mientras que la salud es el adecuado funcionamiento de su propio cuerpo. Para Virgo, el trabajo es fundamental para preservar la salud.
Cuando la energía de Virgo está en exceso, en lugar de discernir lo que le sirve de lo que no, cae en el perfeccionismo cultural y se vuelve exigente consigo mismo y con los demás. Considera que la perfección es una realidad objetiva en lugar de una creencia, lo que lo lleva a vivir en constante frustración.
En su baja vibración por defecto, Virgo se ve dominado por la moralidad y por lo que se considera correcto o incorrecto. Se vuelve rígido respecto de las creencias ajenas (las juzga con dureza), pierde su capacidad de adaptación y de discernir lo que lo beneficia y lo que no. Se pierde en el todo y se olvida de sí mismo.
En su alta vibración, Virgo incorpora una dosis de su opuesto complementario, Piscis. Se adapta fácilmente a diferentes escenarios de la realidad porque comprende su funcionamiento. Es detallista y organizado, ya que sabe identificar lo que le es útil y lo que lo beneficia. Cuida de su trabajo porque sentirse útil es fundamental. Puede separarse del concepto de moralidad y perfección cultural y aplicarlo a sí mism@. Piscis le aporta la visión del todo y del mundo emocional, permitiéndole no quedarse atrapado en el detalle o en el trabajo. Tiene un equilibrio entre su utilidad en la realidad y su mundo emocional interno, reconociendo que el todo es más que la suma de las partes.
Análisis de tus actividades diarias: Toma un momento para reflexionar sobre tus actividades diarias. Haz una lista de las tareas que realizas regularmente en tu vida personal y profesional.
Discernimiento de lo útil y lo no útil: Revisa cada actividad en tu lista y evalúa su utilidad. ¿Cómo te beneficia cada tarea? ¿Contribuye de alguna manera a tus objetivos, valores o bienestar? Identifica las actividades que consideres te sirven y aquellas que no aportan valor significativo a tu vida.
Identificación de creencias limitantes: Reflexiona sobre las creencias que tienes acerca de la perfección, la utilidad y el trabajo. ¿Qué creencias consideras que son limitantes? ¿Y cuáles potenciadoras?
Revisión de expectativas: Evalúa tus expectativas hacia ti mism@ y hacia los demás en relación con el trabajo y la utilidad. ¿Cuánto te exiges? ¿Cuál es la relación entre tus expectativas y el estrés?