Qué es el Zodíaco

En este apartado te invito a conocer algunos de los mensajes que tiene la Astrología para brindarnos, y ejercicios de Coaching para trabajar la energía de cada uno de los signos del Zodíaco. Antes de empezar, es importante aclarar algunos conceptos, para no caer en generalizaciones ni en predicciones.
El Zodíaco es un sistema astrológico que divide el cielo en 12 segmentos de 30 grados cada uno, comenzando en Aries en el equinoccio de marzo.
Desarrollada por los antiguos babilonios y refinada por los griegos, esta estructura de 360 grados permite rastrear la posición de los planetas. Cada signo del Zodíaco representa una sección específica del cielo, con los astros ubicados dentro de este espacio, siempre vistos desde la Tierra. Todas las cartas natales contienen los 12 signos del Zodíaco y los 10 planetas distribuidos en esos espacios del cielo. La ubicación de los planetas en los distintos grados de ese cielo y la distancia entre ellos hace que cada configuración sea única.
Cuando una persona dice “Soy de Acuario”, significa que cuando nació, el Sol estaba en el espacio del cielo que llamamos Acuario. Esto quiere decir que una de cada doce personas “es” de Acuario. ¿Significa esto que sean “parecidas”? No necesariamente. Es importante tener en cuenta que cada configuración es única. Además del Sol, se deben considerar el resto de los planetas, las casas astrológicas y la distancia entre ellos. La configuración planetaria de cada momento, es decir, de cada carta natal, no se vuelve a repetir en el tiempo.
Aquí describiremos brevemente una parte del mensaje que cada uno de los signos del Zodíaco -espacios del cielo- nos brinda. Todos nos podemos identificar con todos los signos porque efectivamente los tenemos en nuestra carta natal.
La energía de cada uno de estos espacios de cielo es pura en sí misma. Cuando los humanos usamos en exceso una energía, dejamos de lado la energía contraria, y nos olvidamos de que también es parte nuestra. Por eso, para que una energía esté en “alta vibración” debe tener una dosis de su opuesto complementario, para equilibrarla.